Debe y haber de Calderón

Carlos Fuentes
12 de octubre de 2006
Reforma


Felipe Calderón tiene un margen de maniobra reducido. Aun así debe gobernar para todos los mexicanos, y no guiarse por intereses particulares

Felipe Calderón se parece al título de la película británica La soledad del corredor de fondo. El arranque de su candidatura fue mal visto por el presidente Fox, partidario de Santiago Creel. El ala derecho-paleológica del PAN tampoco lo vio con demasiada simpatía. Pero hoy todos quieren acercarse al nuevo sol presidencial, con el propósito de arrinconarlo en penumbras de intereses que no se conllevan con la luz, por pequeña que sea, que debe irradiar la institución presidencial.

Porque Calderón no puede ni debe recibir como galardón al desacreditado José María Aznar. No le hace falta ser proclamado prematuramente presidente electo por Elba Esther Gordillo. Debe trascender estos apoyos y otros igualmente interesados. Él sabe muy bien que debe ser presidente de todos los mexicanos, no de tales o cuales intereses especiales. Lo malo es que el margen de maniobra de Calderón sea tan reducido y ello por varios motivos.

El primero es el estrecho resultado de la elección presidencial. Aun con plena certeza acerca de la legitimidad de la elección, 0.5% de ventaja es muy poca ventaja. El radicalismo lopezobradorista habla de fraude, buena parte de la izquierda habla de desencanto y toda la izquierda confronta una decisión: seguir amagando a Calderón con un "no pasará" callejero u organizar una fuerza permanente de oposición más allá de la coyuntura electoral.

La derecha aznarista, el corporativismo, la Confederación Patronal, jerarcas de la Iglesia: todos quieren llevar a Calderón como agua, bendita, o non-sancta, a su molino. Dividido entre la izquierda que lo rechaza y la derecha que lo seduce, Calderón ha empezado a responder como debe. Él no le agradece la presidencia a ningún grupo especial, sino a los ciudadanos que votaron por él y al pueblo al que va a representar a partir del 1º. de diciembre. Como Angela Merkel. Como Romano Prodi.

Pero esta postura no disuelve la montaña de problemas. El segundo, después de la legitimidad, es la operación administrativa. La primera prueba de calidad del gobierno de Calderón será el nombramiento de su gabinete. Se habla mucho de un equipo ministerial de transición. Más importante es reunir un gabinete de calidad. Doy tres ejemplos de cómo fue resuelto este dilema en el pasado por cuatro presidentes muy distintos.

Emilio Portes Gil, presidente provisional en 1928, nombró un gabinete de alta calidad (Genaro Estrada, Puig Casauranc, Joaquín Amaro, Montes de Oca) a fin de apoyarse en los callistas al tiempo que se diferenciaba de Calles mediante actos de gobierno que lograron, en dieciocho meses, más que otros presidentes en seis años.

El presidente Lázaro Cárdenas se liberó del Jefe Máximo y en cuatro años transformó al país como nadie antes o después. Cárdenas llevó a cabo las reformas pero su secretario de Hacienda, Eduardo Suárez, aplicó en compensación, una política muy ortodoxa. Modelo para Lula.

Manuel Ávila Camacho hubo de nombrar, acaso, el mejor gabinete moderno a fin de borrar la acusación de fraude en la elección de 1940, reclamada por el candidato opositor Juan Andreu Almazán. Ávila Camacho acalló las críticas y trascendió, sin negarlo jamás, a su fuerte antecesor, Lázaro Cárdenas, con un gabinete que incluyó a Miguel Alemán, Ezequiel Padilla, Gustavo Baz, Javier Rojo Gómez y Jaime Torres Bodet. El propio Alemán, primer presidente civil de la Revolución institucionalizada, se lució con un primer gabinete de figuras estelares: nuevamente Torres Bodet, Beteta, Pérez Martínez, Alfonso Caso, Martínez Báez...

Ningún gobierno después de Alemán ha debido dar tanto énfasis a la formación de gabinete. El intento foxista de duplicar funciones ministeriales fracasó. Sólo en Polonia gobiernan los gemelos. Fox "cometió el terrible error", en palabras de Federico Reyes Heroles, "de sobreponer las lealtades personales y partidarias a la capacidad personal... Calderón no puede darse ese lujo. México cuenta con cuadros de primera para enfrentar los retos que tenemos...". Para Calderón, la integración del gabinete será el primer paso para trascender la pugna electoral y darle semblanza de seriedad y eficacia a su administración.

El segundo paso será la manera como Calderón establezca una nueva relación con un Congreso plural, pleitero, pero espero que no pendejo. Asoman algunas cabecitas desacreditadas del PRI y el Verde. Truenan, antes del relámpago, algunos rayos perredistas. Calderón tendrá que negociar reformas con el Congreso que tiene. Fox fracasó porque no tuvo un negociador efectivo ante las Cámaras. Calderón no puede darse ese lujo. Viene del Congreso, lo conoce y lo entiende. Pero necesita un negociador de primera dedicado a tratar con las Cámaras a fin de pasar las reformas urgentes en materia de seguridad pública, recursos hidráulicos, electricidad y petróleo, fiscalidad y reforma política: reelección de legisladores, segunda vuelta de las presidenciales.

Grandísimo ejemplo el del presidente Franklin Delano Roosevelt. Elegido en medio de la peor crisis económica en la historia de los EE.UU., Roosevelt envió al Congreso leyes radicales muy contrarias al tenor conservador de los legisladores. Lo que pudo pasar -y fue mucho y fue esencial- lo debió en gran medida a la capacidad y astucia de sus consejeros políticos, Harry Hopkins, Jim Farley. Astutos consejeros, ante un Congreso arisco, revoltoso, escindido...

Gran desafío. Ineludible reto para encaminar a México hacia un régimen de justicia y prosperidad que sepa enfrentarse a los gigantescos problemas que son el narcotráfico, la pobreza, la violencia, las bandas juveniles, la enajenación urbana y, al cabo, la enajenación del campo y del trabajo.

La arrogante, ciega y arbitraria decisión norteamericana de ir cerrando la frontera con México habrá de ser el principal dolor de cabeza -a la vez internacional e interno- del presidente Calderón. Dentro de dos años, habrá cambio en la Casa Blanca. Se irá una desprestigiada junta ultraderechista y vendrá, probablemente, una administración republicana más esclarecida y un presidente fronterizo, el hoy senador John McCain, de Arizona, promotor junto con su colega Edward Kennedy de la ley de migración laboral más sensata y más opuesta a la monstruosa ley Sensenbrenner.

Calderón habrá de lidiar con una espada de dos filos. El externo, en relación a los EE.UU., sus necesidades de trabajo y el trato dado a los inmigrantes mexicanos. Y el interno, a medida que la frontera se cierre y se caliente y México deba proporcionar ocupación a medio millón de trabajadores cada año, encerrados detrás de la cortina de nopal.

El trato con los EE.UU. promete ser uno de los más difíciles de nuestra historia, sobre todo porque muchos temas de la relación dependerán de lo que hagamos los mexicanos en México, más de lo que hagan los gringos en los EE.UU. Una lección fundamental de nuestra historia es que con Washington sólo se negocia de pie y mirándoles a los ojos. La genuflexión sólo merece desprecio y fracaso.

0 Comments:

Post a Comment




Blogger Template by Blogcrowds


Copyright 2006| Blogger Templates by GeckoandFly modified and converted to Blogger Beta by Blogcrowds.
No part of the content or the blog may be reproduced without prior written permission.