Marcelo Ebrard desliza la insinuación de que los intelectuales que no ven evidencias de fraude maquinado y piden acabar con el ambiente político envenenado son corruptos. Sí, Marcelo, el del PRI de carro completo; Marcelo, el del partido-negocio de su amigo Camacho; Marcelo, el de la diputación Verde y la pirueta al sol azteca; Marcelo, el protector de los taxis piratas, de los invasores de tierras y de lo más primitivo del PRD. ¿Con qué cara? Se necesita tener cinismo a toneladas.
0 Comments:
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)