La Convención

Aunque esta nota editorial ya tiene una semana de haberse publicado, no la habíamos dado a conocer en "La abrumadora realidad" y bien vale la pena retomarla y enlazarla con el post "Status del PRD: lo que mal empieza mal acaba" y con el otro editorial de Rosa Albina Garavito llamado "Autocrítica necesaria"

http://www.eluniversal.com.mx/editoriales/35453.html
Rosa Albina Garavito
16 de septiembre de 2006
El Universal


Hoy dará inicio la Convención Nacional Democrática (CND) convocada por Andrés Manuel López Obrador, y con ello se abrirá una nueva etapa de la resistencia civil y pacífica frente a la imposición de un presidente de la República legal, pero ilegítimo. El fallo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) no sólo marcó esa ilegitimidad, sino que también dejó seriamente dañadas las instituciones cuya obligación es encauzar y legalizar la vida democrática del país, como es el caso del IFE, del TEPJF y de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. También dejó al desnudo el uso faccioso de la institución presidencial por parte del jefe del Ejecutivo, y la ilegal injerencia de los poderes fácticos en el proceso electoral. Continuar por este camino de simulación nos llevaría a una mayor descomposición de las instituciones republicanas.

Frente al riesgo de serios retrocesos en el avance político del país, como fue la conquista del respeto al voto para elegir a nuestros gobernantes, la realización de la CND puede fortalecer la organización del movimiento democrático. Por el contrario, permitir esos retrocesos implica desacreditar la vía electoral, y mediante la imposición de los intereses de los grupos privilegiados en el poder, continuar por el camino de profundizar la desigualdad social y el desmantelamiento de la estructura productiva. Es necesario, por lo tanto, construir un proyecto nacional que concilie libertades democráticas, soberanía y justicia social, así como dar vida a nuevas instituciones democráticas y a nuevas políticas económicas y sociales.

En cada etapa de nuestra historia, ha sido el pueblo movilizado por la legítima defensa de sus intereses, el que ha logrado el desarrollo social, político y económico del país. Ningún avance ha sido concesión graciosa de la clase política en el poder, de cuya franca descomposición, por cierto, aportan nuevas evidencias las conversaciones entre Emilio Gamboa Patrón, Fidel Herrera, Succar Kuri y Kamel Nacif, dadas a conocer en esta semana.

Quienes demandan la reconciliación nacional, y de manera simultánea piden ignorar las inconsistencias del fallo del TEPJF, en realidad pretenden un aval para continuar por el camino de las impunidades. Por su parte, realizar la CND tiene la virtud de organizar, por la vía legal y pacífica, al movimiento democrático del país y así construir la fuerza social y política necesaria para lograr un gran acuerdo nacional, un pacto en el que se fundamente el rediseño institucional del Estado democrático del siglo XXI.

Para construir esa fuerza social y política no es suficiente el PRD, un partido que desde su origen ha estado secuestrado por grupos de interés. La CND podría desde abajo, renovar las instituciones políticas del Estado, y también recuperar al PRD como el instrumento de lucha por la democratización del país.

Quienes se lamentan de que el liderazgo de AMLO haya sometido al PRD, olvidan que lo que menos ha importado a sus grupos internos de poder es construir un partido de izquierda, democrático y moderno y, en cambio, toda su energía se ha desplegado para lograr la cercanía con los liderazgos caudillistas en turno, primero el de Cuauhtémoc Cárdenas y ahora el de AMLO, con tal de verse beneficiados con posiciones de poder.

He señalado desde 1999, que los grupos de la izquierda no priísta llegaron al PRD sin más proyecto que cobijarse al amparo del nacionalismo revolucionario. Por fortuna las paradojas de la historia podrían llevar a que la convocatoria de AMLO a realizar la CND provoquen que esa izquierda tenga que volver a sus orígenes, y quizá recuperar la cercanía con las luchas sociales en las cuales se forjó. Por otra parte, pero no menos importante, la organización y movilización permanente de los sectores democráticos del país en la resistencia civil y pacífica, puede convertirse en una escuela permanente que revolucione las conciencias de una ciudadanía acosada por los medios de comunicación. No quedarse de brazos cruzados frente a la imposición de un presidente legal pero ilegítimo, requiere crear un poder pacífico y alternativo que cristalice en las instituciones del Estado democrático del siglo XXI. La CND tendría que disolverse hasta que en México sea investido un Poder Ejecutivo mediante el cumplimiento de los principios plasmados en los artículos 39 y 41 constitucionales.

Consejera nacional emérita del PRD

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